El paciente ludópata requiere un tipo especial de tratamiento en el que se le de atención sin hacerle sentirse juzgado; la sensibilidad del terapeuta a veces puede ser más importante que la técnica en sí.
Marco Garza www.ludopaterapia.com contacto candianim@yahoo.com

viernes, 19 de octubre de 2012

Casinos legales, ilegales y amparados.


Todo jugador sueña que pronto llegará el día de su suerte. Lo que llega finalmente es el infortunio y la ruina. Eduardo 

En todos los países donde se permite el juego es el estado el encargado de regular, organizar, sancionar y en su caso concesionar los juegos de azar. Al contrario de lo que pasa en México, sería impensable en el resto del mundo abrir una sala de juego sin los permisos correspondientes.
En este país tenemos tres categorías de casinos; los ilegales, los legales y los amparados. Como el póker y los juegos de mesa –blackjack, ruleta, dados, baccarat- están nominalmente prohibidos la gente que gusta de estos formatos solo los encuentra en las salas del primer tipo. Se da el caso en este país de tener casinos ilegales a la vista de todos.
Los casinos legales cumplen con la normatividad para operar y sus empresarios declaran estar en el negocio de la diversión y no interesados en promover conductas patológicas como la ludopatía.
La última categoría es la de casinos amparados, aquellos que funcionan con una suspensión de clausura otorgada por el poder judicial a través de un juez benevolente  ya que no cumplen con todos los requisitos para operar. En algunos casos el amparo es contra los gobiernos municipales que no quieren mas casinos en su jurisdicción, en otros el amparo les permite abrir más salas de las que tenían permitidas originalmente, asimismo existen empresas que trabajan sin el permiso federal que las avale, pero cuentan con papeles de alguna instancia menor.
Si la posibilidad de ser cerrados está siempre presente para estos establecimientos, es evidente que su interés principal es recuperar la inversión y obtener ganancias antes de que esto suceda, sin importar la afectación a sus clientes.
Por otro lado, mientras a los empresarios legales se les carga con altas tasas impositivas, los ilegales y amparados pagan mucho menos por este concepto, lo cual pone a competir a ambos en condiciones inequitativas. Es posible que algunos empresarios que caen en estas categorías lleven bien el tema de la responsabilidad social, pero lo correcto sería que todos estuvieran funcionando con una normativa clara y que las lagunas en la ley que le permiten funcionar a un casino en estas condiciones sean eliminadas por lo sensible del tema.

 

 



 
 

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