Luis comenta que empezó a jugar a los dieciséis años al póker
debido a que unos amigos de la escuela lo invitaron a un grupo de apostadores
que se reunían en casas particulares. Su familia había perdido mucho en la
Bolsa y tenían que pasar largas jornadas en su negocio para salir adelante. Él se maravilló de lo fácil que le resultaba ganar
dinero mientras en su casa se tenían que “sobar el lomo” para subsistir, fue
entonces que decidió que de eso quería vivir; quince años después aún batalla
para controlar su ludopatía, enfermedad que le ha desarticulado todas las áreas
de su vida.
En Latinoamérica las mujeres van en mayor proporción a los
casinos que los hombres, pero esto no significa que ellos no jueguen. Basta teclear en un buscador las palabras “Póker
en Monterrey” para encontrar invitaciones a casinos en línea o anuncios
personales de gente que busca organizar jugadas privadas. Hay un tipo de
personalidad enérgica y competitiva, que se aburre fácilmente al que le gusta
mucho ese formato de juego. En términos generales los hombres empiezan a jugar
más pronto que las mujeres, a una edad en que es más difícil dominar los
impulsos y la perdida de control es más probable.
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