El paciente ludópata requiere un tipo especial de tratamiento en el que se le de atención sin hacerle sentirse juzgado; la sensibilidad del terapeuta a veces puede ser más importante que la técnica en sí.
Marco Garza www.ludopaterapia.com contacto candianim@yahoo.com

miércoles, 24 de octubre de 2012

Tragamonedas. Tan adictivas como la cocaína.


Me siento muy mal porque parte del dinero que me gaste era de la pensión de mis hijos. ¿Como puedo mirar a la cara a mi familia cuando le he quitado dinero de su alimento para ir a jugármelo? Lo que hice me carcome la mente y el alma. Alfredo

Sabemos que una de las funciones del cerebro es reforzar como placenteras las conductas que tienen que ver con la supervivencia del individuo o  de la especie a través de la producción que químicos -dopaminas-. Comer, ingerir líquidos, mantener una temperatura corporal adecuada, reproducirse, interactuar socialmente, etc.
Sin embargo estas zonas de recompensa también pueden ser estimuladas por la ingesta de sustancias –nicotina, cocaína, cafeína, anfetaminas,etc.-, o por algunas actividades relacionadas con la obtención de reforzadores secundarios. Tal es el caso  del dinero, de allí la relación de la busqueda de sensaciones a través de la participación en juegos de azar.
Una de las conductas susceptibles de estimular los centros de recompensas cerebrales es el juego en máquinas tragamonedas, una actividad repetitiva y emocionante por la anticipación de un premio que llega a intervalos variables.
El juego de azar es claramente un caso de lo que se llama programa de reforzamiento intermitente. No todas las conductas son reforzadas y no siempre. Las máquinas se diseñan para premiar cada determinado número de jugadas, independientemente de las acciones del apostador, porque se sabe que el reforzamiento intermitente es el mecanismo más potente para mantener una conducta establecida, en este caso la de jugar por dinero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario